"El soporto el castigo que nos trae la paz"
Miren lo bien que le ira a mi servidor;
ocupara un alto puesto,
será grande y famoso...
Isaías 52:13
Habiendo superado la falla técnica del vehículo que nos transportaba (éste chocó aparatosamente contra unas piedras lo que rompió el contenido del aceite del carro, felizmente nosotros estuvimos gozando ese rato de un paseo en lancha por la Laguna de Ñahuinpuquio), nos dirigimos de regreso a la ciudad de Huancayo apreciando en el camino el bello paisaje del valle.
Cruzamos el río Cunas y el río Mantaro, para llegar a la ladera del frente. Cerca a nuestro destino pasamos por el zoológico de la ciudad, el cual no visitamos por el tiempo y por recomendación de nuestro amigo Jesús, que dijo: "Es un zoológico donde sólo encontraremos monos, y no está muy bien cuidado". Así, llegamos al cerrito de la Libertad, donde emprendimos la subida hacia el lugar llamado Torre Torre.
Torre Torre: 4 p.m. a 6 p.m.
Un conjunto geológico de tierra arcillosa, ubicado a 1 Km del
cerrito, en el que la erosión ha creado formas caprichosas de 10 a
30 m. de altura, observándose a un extremo el cerro "Cabeza de Cura" y un
pintoresco puente de piedra. Atendidos y orientados por los niños del lugar que se
ofrecían a ser nuestros guías por la cómoda suma de 50 céntimos de un nuevo sol,
iniciamos la subida, por un camino de pendiente regular (35° a mas mientras se avanzaba).
Habían 2 grupos de torres unas ubicadas en la ladera del cerro notorias por su tono
anaranjado y otras plantadas en un socavón a tajo abierto.
Historia de las Torres: "Hace mucho -nos contaron los niños- existía una laguna detrás de las Torres, esa laguna llego a rebalsarse arrasando la ladera, dejando a su paso aquellas formaciones que con el viento, el sol y la lluvia fueron petrificándose hasta convertirse en lo que hoy podíamos ver". También los niños nos contaron otras leyendas lugareñas y nos distrajeron con sus melodiosas y estruendosas voces: se pusieron a cantar!
Parque de la Identidad: 8:30 p.m. a 10 p.m. Salimos del Hotel Iquitos en el que nos habíamos instalado cómodamente desde la noche anterior, para ir a visitar el famoso parque. Nos tomó cerca de 15 min. en combi para llegar. Era un terreno a un lado de la ciudad de aproximadamente 1000 m2, perimetrado con piedras redondeadas superpuestas que se elevaban a media y completa altura limitadas por niveles curvos. En este parque notábamos a pesar de la hora una alegre iluminación, monumentos pintorescos como el mate burilado gigante, la torre de travertinos, el indio, el fotógrafo y otros como el Castillo Encantando donde intrépidamente se subió Jesús para deleitarnos con una conmovedora foto. Aquí la ciudad ofrece a los turistas los productos más representativos de la zona: variedad de artesanías, filigranas de oro y plata, comidas y bebidas; objetos cuyos precios fluctúan desde los 2 soles hasta los 300 dólares, que era el valor de un manto con la figura de la Princesa Diana.
Artesanías: Adornos textiles tapetes y cuadros, labrados y pintados en madera,
mates burilados tipo cerámicos y en forma de aves de todo tamaño, para
decorar mesas y paredes.
Filigranas de Oro y Plata: Joyas, platos, adornos de formas finamente trabajadas.
Comidas: Pachamanca, anticuchos, cuy, picarones.
Bebidas: Chicha de jora, chicha de maní, ponche.
Después de pasear por los rincones que llamaban nuestra atención y tomar algunas fotos, decidimos ir a probar algo de la comida que aún esperábamos encontrar. Esperábamos con ansias la famosa Pachamanca que no la pudimos encontrar en el lugar visitado en la mañana, siendo esta vez otro intento fallido. Cruzamos la calle y nos agrupamos en un acogedor puesto de la feria frente a la cocina sentados en unas mesas de troncos, aquí comimos picarones grandes y dulces con sabor a sierra, y bebimos desde mates a chicha de maní.
Uno de nuestros guías Regina propuso que cada uno se presentara, así lo hicimos; pues habíamos ya compartido dos días de increíble turismo y todavía... ¡No conocíamos mas que nuestros nombres!. Finalmente un grupo acordó ir a una discoteca y el otro decidió pasar por la plaza de armas y luego al Hotel.
Plaza de Armas: ¡Increíble! ver a tanta gente reunida: chicos y chicas que parecían haber venido de todos los rincones del país, que atraían a vendedores de chicles, cigarrillos, caramelos. La Iglesia estaba cerrada solo permitía la salida de los que se encontraban dentro. Si era Viernes Santo pero se veía más como un día festivo, algunos estaban brindando comprando de las licorerias cercanas muy bien abastecidas.
Así fue terminando un día mas... del inolvidable viaje que nos habíamos propuesto tener...!.