Asociación Aire Puro
Campamento
Bosques de Piedras de Huallay
28 Julio - 1 Agosto 1999
[Miércoles 28]
[Jueves 29]
[Viernes 30]
[Sábado 31]
[Domingo 1]
Por:Nando Andrade
Viernes 30 de Julio
Después de la poco tranquila primera noche en Huayllay, nos levantamos temprano para
realizar la ruta planeada el día anterior con nuestro guía. Debido a la fatiga y altura dos de nuestros
compañeros, decidieron permanecer en las cómodas instalaciones de la base "Huayllay".
Contratamos una combi, blanca, pequeña y bastante incómoda, además de un particular
olor que hizo que más de uno buscara una colonia o perfume para delicada y armoniosamente
colocarse unas gotas en la punta de la nariz.
Esperábamos una caminata un tanto exigente como la del día anterior pero fue todo lo
contrario, cual reyes y reinas llegamos a la casa del guía, la primera sorpresa del día fue que
nuevamente nos acompañaría su hijo Cristian, no es que sea un mal guía tan sólo no nos dejaba
tomar fotos tranquilamente, a unos más que a otros, (yo me incluyo dentro de los unos), aun
recuerdo sus insistente voz decirnos ¿ya? ¿ya? Vamos!. La segunda sorpresa fue que el
recorrido sería en combi. Así en casi dos horas vimos la llama, el sapo, el elefante, el cóndor
y cuanta cualquier otra figura se atravesara.
Después de ver las figuras nos dirigimos hacia el lago Junín, atravesamos unas ruinas
incas tambo inca se llamaban, nada especial, piedras sobre piedras, muros caídos, tal vez un
arqueólogo o alguien que conociera la historia de las ruinas hubiera hecho interesarnos
un poco más en ellas. Inmediatamente después la orilla del lago, un pedacito del lago Junín
y a la derecha una represa. Ese pedacito bastó para dejarnos atónitos y reconfortados con
la belleza del paisaje, patos en las orillas, carneros pastando y algunas tierras cultivadas nos
mostraban la belleza de nuestras serranías.
Después de caminar un poco buscando el ángulo perfecto para una foto, decidimos
almorzar a orillas del lago. Nada más que dos grupos reunidos compartiendo un buen momento.
Por la tarde nos retiramos y dirigimos hacia las aguas termales, algunos decidieron disfrutar
el momento y darse un buen baño en las aguas tibias. Como a las seis de la tarde estabamos
de regreso hacia Huayllay.
Una vez reinstalados en la confortable casa del alcalde un grupo pequeño decidió
seguir a la yunsa y bailar un poco con la banda, el padrino y el resto de la comparsa.
Lastimosamente el físico no nos daba para seguir con la yunsa aunque nos quedamos con
muchas ganas de bailar, hecho que quedó confirmado y reconfirmado después de cenar.
Así es después del delicioso arroz con leche que preparamos decidimos darle rienda
suelta a nuestras ganas de bailar, apagamos las luces de la cocina, con le calor del fogón,
un equipo de música, y linternas bailamos más de dos horas mejor que en cualquiera
de las discotecas limeñas.
A más de cuatro mil metros de altura estabamos divirtiéndonos entre risas y bailes hasta
que llegó el alcalde de Huayllay, nos felicitó por nuestra alegría y nos dio permiso hasta
las 10 de la noche para seguir bailando. Dicho así, hecho así, a las diez de la noche se
apagó el equipo, se prendieron las luces y apagaron las linternas, nos lavamos los dientes
y caras.
Finalmente nos fuimos a dormir recuperando energías para la caminata del día siguiente.
Este divertido día no habremos caminado mucho pero hemos bailado Queen, Mana y
otros a más de 4000 mil metros... para variar un poco, no está nada mal!
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